
Seis días entre Asturias y Cantabria
Cuando ya creía que este año no me iba a bañar en el Cantábrico, mi nieta pequeña – con la excusa de que pensaban hacer la Senda del Cares – me convenció de reservar habitación en el mismo Hotel al que iban a ir ellos.
Pronto descubrí que lo del Cares había sido una trampa, pero eso no hizo el viaje menos interesante. En primer lugar hay que decir que, dejando aparte el surrealista funcionamiento del comedor, el Hotel Abba Comillas tiene magníficas instalaciones y una ubicación espectacular.
Como llevamos treinta años veraneando en la zona, hemos aprovechado para disfrutar de todo lo que mas nos gusta como la Playa de Oyambre o los helados Regma.
Tambien hemos vivido «experiencias peligrosas» como un desagradable encuentro con una Carabela Portuguesa en la Playa de Comillas.
Ha habido algun fracaso sonado como mi incapacidad de resolver, ni siquiera la primera etapa, del Adventure Lab que empieza en el Cementerio de Comillas.
Y, como no, éxitos porque otro de los objetivos de este viaje era la subida en bicicleta a los Lagos de Covadonga que completaron satisfactoriamente Oscar y Jesús ¡Bravo por ellos!
Sin lugar a dudas, algunos de los momentos mas entrañables fueron los compartidos con la familia Carmona y el remate final con la celebración del cumpleaños del abuelo Agustín que nos invitó a una pantagruelica comida en Arenas de Cabrales.
Resumiendo unos dias inolvidables y una incógnita sin resolver ¿Que respiró de niño quien aqui yace?